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martes, 29 de abril de 2014

Raíz de Desencuentro - Desautomatizacion Floral



1ª foto : http://www.laceibagrafica.org/index10.html     2ª foto: Chema Chino


El primer documento que menciona la existencia de la propiedad donde hoy se alberga La Ceiba Gráfica data de 1547 y señala que al español Pedro de Acosta le fue otorgado el título de porpiedad por el Primer Virrey de la Nueva España. En 1593 es comprada por Francisco de Orduña, de quien recibe el nombre que lleva hoy en día: Hacienda de La Orduña. Comprendía vastos terrenos donde se cultivaba caña para la producción de azúcar y una red de ranchos vaqueros. Posteriormente se sembró y procesó café y cítricos.

Ya que la hacienda desde sus inicios estaba dedicada a la producción de caña y su procesamiento, se ocupaba mucha mano de obra con esclavos africanos. En archivos notariales puede verse que hubo hasta 80 esclavos  registrados.

A partir de la independencia de México, sus herederos son expulsados del país, toman refugio en Cuba, y en 1849 se ven en la necesidad de vender la propiedad a José María Pasquel, un rico comerciante del Puerto de Veracruz.
Se dice que Maximiliano de Habsburgo, en su trayecto de Veracruz a la Ciudad de México en 1864, para asumir el trono como Emperador de México, descansó en la hacienda, junto con su esposa Carlota de Bélgica.
En 1907 el edificio de un sólo piso fue totalmente renovado y dio lugar a la elegante hacienda de dos pisos y amplias terrazas que conocemos hoy. Como huéspedes de este ambiente señorial los padres de Carlos Fuentes ahí le concibieron y el gran novelista mexicano rinde homenaje al edificio en su novela Los Años con Laura Díaz. También la poetiza Gabriela Mistral se hospedó en la hacienda.

De 1922 a 1939 la Reforma Agraria redujo la propiedad de la hacienda de 6000 hectareas a las 300 que exigia la ley. Fue comprada por Rafael Murillo, época en la que se sembró la Ceiba Pentandra que ahora se levanta frente al edificio, y con sus ramas cobija al Centro del que se ha vuelto un símbolo. Hacia el final del siglo XX la hacienda se encontró en el abandono y pasó a manos del estado. En 2005 el gobierno de Veracruz concedió el edificio y su terreno que ahora consta de una hectárea, en comodato, a la Asociación Civil Artistas Veracruzanos Bajo la Ceiba, AC. para crear La Ceiba Gráfica.

La primera tarea emprendida por la asociación fue la restauración de la hacienda, un esfuerzo que ha continuado hasta la fecha. En 2011 Carlos Fuentes visitó La Ceiba Gráfica y aplaudió las actividades desarrolladas, alentándonos para continuar.

http://www.laceibagrafica.org/



" Raíz de Desencuentro "
instalación
madera de huacal
medidas variables
Chema Chino
2014

Instalación realizada en el centro  La Ceiba Grafica, dentro de la Ex hacienda La Orduña, Coatepec Veracruz. 

el paisaje de la Ceiba Grafica, la arquitectura de sus pasillo, el bosque de la niebla y sobre todo La Ceiba (árbol característico de este sitio) se convierten en el eje central del trabajo a realizar. El espacio del árbol se localiza en la entrada de la edificación, se presenta de manera inagural, como moso que recibe a los espectadores y a  los foráneos. Poéticamente la Ceiba es uno de los integrantes mas viejos de aquel sitio, de espalda enorme, piernas robustas,  vellos largos y palabras largas...







La consecuencia de  realizar una residencia  en La Ceiba Grafica, Veracruz en el mes de Abril pasado provoca la misma sensación de estar entre una gran neblina, flotando, nadando, sin más miradas que la propia arquitectura llena de ecos, con distancias borrosas y personajes en forma de fantasmas. Si acto de estar  vislumbrado es dado por un exceso de luminosidad, aquí desean un poco de silencio, de penumbra, de ramas que te acojan, de hamacas que te duerman. Con ganas de estar bajo las ramas. También así llamado el pueblo donde se localiza: La orduña “el bosque de la neblina” y no existe tal duda  ante inmensa presencia que se localiza a la entrada de esta vieja Ex haciendo: La Ceiba. Su nombre deriva literalmente como un gran homenaje a este gran tronco de historias y viejas hojas verdes. El viejo árbol.
Tanto en el Códice Boturini como el Telleriano Remensis muestran estos terribles, gigantescos y brutales arboles asesinos,  variedad de arboles cuyas ramas atrapaban y asfixiaban a cualquier ser vivo que se le acercara (Fabila, 2007, p. 31).  Así quede pasmado, atrapado y sorprendido por esta presencia, que aunque más que ser el Exlibris del centro  grafico, se convierte en el eje de llegada, de introducción y de Desencuentro a la ex hacienda.
Para imaginar mas el gran temor por parte de los pobladores de este sitio en la época de grandes aberraciones prehispánicas ninguno de aquellos arboles proyectaba sombra y las plantas no crecían a su alrededor. Una especie de árbol con ramas oscuras, largas y flexibles que se agitaban como tentáculos de pulpo (Fabila, 2007, p. 31) para este escenario   lleno de pasto, sombra, lentitud y punto de referencia  del sitio, “Raíz de Desencuentro”   se presenta como un injerto, en forma de implante, que emergen nuevamente en un espacio cerrado y estrecho, reimplante de lo  natural, lo es llevado hacia dentro, oculto y ramificado.

A partir de esta relación poética nos desplazamos hacia el campo del arte del Desencuentro donde podemos analizar dos estrategias de llevar a cabo un encuentro sin deseo de serlo: a través de  las estrategias fágicas y émicas. Ambas formas no se encuentran separadas en el campo social, ya que de manera paralela interactúan simultáneamente  una con otra. La estrategia fágica es inclusivista; y la émica es exclusivista (Bauman, 2005, p. 186) desde un aspecto visual la primera es cerrada, la segunda es abierta, lo fágico absorbe, retiene, devora, almacena,  semejante al árbol asesino  el cual al tener cerca a su víctima, humana o animal, con los brazos la atrapa y le absorbe la sangre. Por ello no requería de agua para sobrevivir (Fabila, 2007, p. 31).  El espacio de lo fágico se determina desde el aspecto  de la asimilación,  de la apropiación, también pensemos esta estrategia desde el punto de lo que es presentado y puesto en escena y posteriormente devorado.  Acto de lo que es llevado a lo interno, a lo establecido y acordado. En este sentido la acción  de Desencuentro es llevada al termino de te apegas o te condenas.  El emigrante pierde el estatus de foráneo, pasadizo, desplazado y es acomodado como un nuevo vecino.  Desde un sentido Baumaniano el emigrante antes marginado pasa a  ser un poblador establecido. Pero limitado, cercado y con aspecto de ser un hombre el cual el gran árbol asesino le ha absorbido la sangre. Este nuevo vecino deja de ser un extraño, entonces ya no forma parte de lo irremovible ni ubicuo donde los extraños  son producto del mismo espacio social que busca asimilar  y domesticar el mundo en que vivimos (Bauman, 2005, p. 182).  Así mismo tanto la estrategia fágica y émica son reciprocas, los establecidos y los marginados dentro de su lucha de defender, limitar y fronterizar su configuración social, ambos están atados por los servicios del arte del desencuentro, ya que ambos están en su búsqueda de identidad.
Así, “Raíz de Desencuentro”  alude en primera instancia a la continuidad  de su propio devorador, es el despojo interno que asoma un fragmento de su totalidad.  Cuatro estructuras compuestas con fragmentos de huacal se convierten  en el puente que intenta conectar aquello que está dentro de,   lo que permite emerge y subir a tierra y lo que está excluido y fuera de. Se encuentra en un desnivel de la Ceiba, en un espacio húmedo, abandonado, donde la luz es escasa y la única entrada y  salida es estrecha, así “Raíz de Desencuentro” ocupa la totalidad del sitio. ¿Cuál es el motivo/principio u origen de este puente entre lo que es devorado y vomitado? Desde el ámbito laboral  el emigrante se encuentra dentro de lo despojado en su propio saco, desplazado en su propio territorio para luego ser instaurado  por un sistema social frágil como establecido. El puente  que recorre este hombre no es de cemento ni de tierra, es su meta del puente: un estatuto socioeconómico.  Mientras desde el campo de arte este puente se transforma en varios caminos y a su vez en distintas veredas que podrían acortar su recorrido, la base se configura de conceptos, imágenes, teorías y cosas.  O simplemente de huacales.  Objetos de madera  que  representan  un reflejo  antropológico con su entorno y ecosistema.
“Raíz de desencuentro” sale de la pared,  emerge de la tierra, se incrusta sobre el techo, se retuerce y se vuelve a cerrar sobre su propio peso: ramificaciones de la Ceiba. Tienen líneas en forma de gusanos, crustáceos e incluso esqueletos. Huecos por dentro y huecos por fuera. Desde un punto visual se concibe como natural, ya  con el paso del tiempo, gracias a la lluvia, la humedad, las ratas que se encuentran ahí y el sol, la madera desaparecerá, su aspecto pútrido y reído quedara en su propio sitio de origen. Sera devorado nuevamente. Este aspecto efímero se reafirma nuevamente en analogías  y análisis a los desencuentros dentro de la urbe donde para poder ser un establecido realiza relaciones superficiales, someras, triviales y aparentes. En pocas palabras inexistentes.


























" Desautomatización floral "
Instalación
Madera de huacal
medidas variables
2014










¿Existe alguna ruptura entre lo establecido y lo margino en este gran escenario de socialización?
La adaptación y lo amenazante  entre estos dos campos son importantes a considerar. Si hemos manifestado que las estrategias del arte del desencuentro, o sea; lo fágico es   reciproco de lo émico entonces es necesario resolver esta idea para poder pensar entre estos dos campos. Lo émico-establecido busca expulsar, lo fágico-marginado pretende devorar. Dentro de la antropofagia  las sociedades primitivas se comen, devoran, y digieren… ( Lévi-Strauss, 1976, p. 38). Las estrategias fágicas y émicas se asimilan  e incorporan, una devora el vomito de la otra, así formando una cadena sin fin.  Una se convierte en el huésped  y otro en el parasito.  Así los establecidos arrojan a los marginados a las periferias, fuera del peligro, fuera de los límites de la sociedad, ya sea en exilio o en enclaves vigilados donde se los pueda encerrar sin escapar (Bauman, 2005, p. 185) donde se les pueda seguir desechando.

 ¿Qué espacios propondría el resultado de convivencias entre fágicos y émicos?
Más que emigrantes-inmigrantes, foráneos-vecinos, establecidos-marginados  el resultado entre estos polos es  llevado a replantear un nuevo soporte como espacio  físico y social.  Este soporte representaría un nuevo campo de juego, acuerdo y negociación.  Si lo chingado es pasivo, inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado (Bartra, 2007, p. 169) los dos se encuentran en la misma escena, se recurren y están presentes temporal y espacialmente. Desde este punto los dos polos sufren una misma raíz: la búsqueda de desautomatización  personal. Esto interpretado como la falta de confiabilidad, de seguridad y de identidad. 
En el  nuevo patio de recreo y de juegos, “Desautomatización floral” se expone  bajo el brazo de quien lo ha arrojado y emancipado, de manera  modular  se explaya en el diámetro de  quien le aporta luz y sombra, diferencia de tamaño y de ocupación en sentido de territorio. Las formas circulares están descentralizadas, siendo una característica autónoma una de otra. Visualmente unidas por  su distribución y relación matérica.
Los arboles asesinos …luego de la brutal conquista española sin el cuidado y protección de los sacerdotes empezaron a languidecer y al final, al carecer de victimas , se extinguieron sin dejar ninguna huella de su madera y menos de su terrible forma de alimentarse (Fabila, 2007, p.32).  La eliminación de aquello que devora es exhortado a vaciar lo contenido, lo comido…volver a crear en la interacción y relación personal. Humana. De hombro a hombro y de calle a calle.
En tanto la desautomatización y desencuentro parte de dos componentes fundamentales: madera de huacal y el árbol de la Ceiba. Desde esta idea se trata de crear este puente entre lo natural y lo propio o vomitado de lo natural: el huacal.
Para al fin  llegar a equilibrar: idea-procesamiento-materia-forma (Chris Drury)














































Antropologia del Cesto I , II





Antropología del Cesto I, II
Instalación
Madera de huacal
2.50 m x 1.60 m (diámetro) c/u
Chema Chino
2014 

El proceso de trabajo dentro de la central de abastos en la  ciudad detona una inevitable sensación de estancia: lo foráneo. Arreglo de ser pasajero, extraño, particular, entrada fugas de no pertenecer al sitio y en menor medida  a la vida cotidiana como un nuevo vecino. A través de este punto de partida  recorro el mercado, espacio que emana un sinfín de veredas, curvas, entradas sobre entradas y salidas sin entradas. Adherirse  al espacio  desde una perspectiva de lejanía, distancia y a la vez de proximidad. 

El primer escenario es el de re-conocimiento, (reconocer lo determino como volver siempre a mirar de distinta manera)  pronunciar, apreciar, percibir el escenario de la central de abastos como si fuese el primer momento de encuentro. En contra de su naturaleza, en el polo opuesto de su conocimiento, en el sentido contrario de su automatización, para al fin poder llegar a la des automatización: de conceptos, cosas, imágenes y sonidos.



PROXIMIDAD-DESAUTOMATIZACIÓN  













ANTROPOLOGIA DEL CESTO I




DISTANCIA-DESENCUENTRO 


¿Qué apertura (social, vivencial, visual, etc.)Provoca la nueva presentación del huacal como objeto artístico?















ANTROPOLOGIA DEL CESTO II


“el efecto de desplegar el arte de desencuentro esta Desocializando el espacio circundante potencialmente social, o impidiendo que el espacio físico en el que nos movemos se convierta en un espacio social, con reglas de compromiso e interacción” (Bauman, 2010, p. 177).



si desea leer el texto de investigación, contacto: 

j.m.chema07@hotmail.com
chemachino@facebook.com